Uno de los valores de los Scouts y Guías de Europa es el esfuerzo. Mediante el juego y los retos a los que se enfrentan a lo largo de la ronda solar, los jóvenes aprenden que sus éxitos son fruto de su esfuerzo y del trabajo que son capaces de llevar a cabo en equipo.
Así, cuando se inicia el campamento, de la nada surgen mesas de cocina y de comedor, plataformas elevadas para las tiendas, mástiles para las banderas, oratorios, soportes para herramientas etc.. Todo ello es fruto del ingenio de los/as patrulleros/as, de varias sesiones prácticas durante el curso en las cuales se les enseña el arte de construir con madera y pita, sin clavos ni tornillos, tal y como lo pensó Froissart en los orígenes de la asociación.
Y tras la inauguración de sus rincones de patrulla, en las distintas actividades del campamento, son capaces de confeccionar catapultas (por ejemplo) para el gran juego, o de leer los mapas que les llevarán a su destino de exploración.
Y así, van conociendo los puntos fuertes de cada uno de ellos/as, la responsabilidad de ser especialista cada uno en su área, y van comprobando que juntos/as son más fuertes.
